“Miremos más que somos padres de nuestro porvenir que no hijos de nuestro pasado”
Miguel de Unamuno
Hay una frase que solemos escuchar varias veces a lo largo de nuestra vida y que, hasta en algún que otro momento, la hemos expresado con total convicción; “Vive cada día como se fuera el último”.
Todo ser humano anhela vivir una vida plena, feliz, donde no haya lugar para la angustia, la depresión o el dolor. Y es en ese intento donde habitualmente se confunden los caminos llenando la vida de objetos, relaciones vacías o manteniendo una situación dañina por el miedo intenso al cambio.
Una de las principales causas que impide a la gente vivir plenamente es no vivir en el aquí y el ahora y estar anclaros en el pasado (depresión) o demasiado enfocados en el futuro (angustia).
Pero, párate a pensar un segundo…el pasado ya no existe y nada de lo que hiciste se puede cambiar, tan sólo puedes responsabilizarte de tus acciones a partir de ahora. Y, ¿Qué hay del futuro?, tampoco existe porque aún no ha llegado y pensar en él sólo genera sufrimiento y una pre-ocupación innecesaria (ya te ocuparas cuando llegue el momento).
Entonces, ¿Cómo conseguir enfocarnos en el presente?
- Toma conciencia (Aquí y ahora): Tomar conciencia de algo que te sucede es estar en contacto con aquello que sientes, piensas y percibes. Somos seres completos (emoción, cuerpo y pensamiento) por lo tanto todas y cada una de nuestras partes están interconectadas formando un todo.
Permítete sentir cada emoción (tristeza, rabia, miedo y alegría) sin negarla o bloquearla.
Cuida tu cuerpo y tomate tu tiempo para ver como está en cada momento y cuáles son esas partes en las que sientes dolor, opresión, etc.
Gestiona tus pensamientos llenando tu mente de positividad y dejando pasar aquello que te hace sufrir.
- Juicio: Deja libre paso a las experiencias presentes sin juzgarlas ni criticarlas. Es necesario aprender a no interpretar ni buscar la causa de lo que te pasa, tan sólo permítete escuchar, sentir y darte cuenta de qué y cómo ocurrela experiencia que estas teniendo.
- Medita: La meditación es una herramienta muy útil para lograr esa conciencia plena tan anhelada. Meditar te enfoca en el aquí y ahora, te ayuda a despejar tu mente de pensamientos recurrentes o destructivos y fomenta el darte cuenta de cómo estás, sientes y percibes el mundo. No es necesario ser un experto ni dedicar horas a esta práctica, basta con empezar focalizándote en tu respiración tan sólo unos minutos al día. Poco a poco verás que te resulta más fácil y te sentirás más en contacto contigo mismo.
- Auto-educación: Naturalmente el pasado es una gran fuente de aprendizaje, hay que tomar nota de lo sucedido sin revivirlo en exceso. El pasado fue lo que fue, te condiciono durante un tiempo creando una imagen de ti mismo/a y potenciando unos mecanismos de defensa necesarios para sobrevivir a las distintas situaciones a las que te enfrentaste. En la fase adulta es importante entrar en lo que Gurdjeff llamó la segunda educación. Se trata de dejar atrás aquello que no sientes que sea tuyo, creencias erróneas y trabajar tu propio crecimiento personal llegando a crearte a ti mismo/a sin lastres ni condicionamientos. No todo lo que te enseñaron tiene que ser válido para ti, no todo lo que hacías en el pasado te sirve ahora.
Antes de finalizar te invito a cambiar la forma de hablarte, siendo más amoroso/a, más compasivo/a y menos juicioso/a.
Repítete que quieres vivir cada día como si fuera el primero, el primero de esta nueva vida que estás creando.