Ha llegado septiembre y con él los primeros inicios para los más pequeños y para nosotros. Empezar su camino en la etapa lectiva es, en la mayoría de los casos, un momento crucial para muchos niños y, o nos engañemos, también para nosotros como padres.
Recuerdo el año que le tocó a mi hijo, veníamos de muchos meses donde habíamos estado buscando el mejor colegio, informándonos sobre la mejor manera de llevar el proceso y preguntándonos cómo sería para él ese nuevo viaje.
La primera semana fue muy difícil, en nuestro caso, nuestro hijo es un niño muy sensible a quien le cuesta adaptarse a las nuevas situaciones y quien necesita más tiempo para sentirse cómodo y seguro. Reconozco que me sentía perdida y me aferraba a mi instinto, aquel que me decía que lo estábamos haciendo bien y que chillaba a los 4 vientos que debíamos escucharle, acompañarle, darle amor y déjale un poco de tiempo.
Y funcionó, a los pocos días se sentía feliz y cada mañana se quedaba en el colegio con una sonrisa y ansiando ver a sus amigos.
Este primer año, donde algunos niños no tienen ni 3 años (como fue el caso de mi hijo), nos hace plantearnos muchos cambios y sentir muchas dudas.
A continuación, te dejo algunas pautas que te puede ayudar a gestionar y enfrentarse a la adaptación de tu hijo al colegio.
1. Mantén una actitud positiva
Nuestros hijos tienen una alta capacidad para percibir todo aquellos que nos preocupa, nuestros miedos e inseguridades. Por eso es imprescindible que, a pesar de estar preocupado o sentir miedo, te esfuerces en mostrarle que los cambios son oportunidades para aprender, que será divertido y que, si algo le preocupa estarás cerca para escucharlo y ayudarle. Todo inicio da vértigo, pero la actitud ante éste es imprescindible.
2. Permítele acompañarte en las compras
Para ayudarle a prepararse para la nueva situación y sentirse parte importante, no hay nada mejor que participar desde el primer momento en los preparativos (escoger su taza, poner las pegatinas con su nombre en los zapatos…) Así se empieza a familiarizar con la nueva situación.
3. Empieza a instaurar la nueva rutina unas semanas antes
Ir a la puerta del cole unos días antes para que lo conozca y vaya más seguro, simplemente para que sea capaz de anticipar y tener una imagen real con la que preparar este momento. Si sabemos el nombre de su profesor/a ir diciéndoselo. Explicarle cuál va a ser su rutina, quién le irá a llevar y recoger, si comerá o no allí, si va a jugar en el recreo, si hay algún vecino o amigo de la escuela infantil que también va a ir… Se trata de darle cierta información de lo que va a suceder, para que tenga una idea más real de lo que llega.
4. Conocer el entorno
Es importante que algunos días antes hagáis el recorrido hacia el colegio y le mostréis cual será el lugar en el que pasará mucho tiempo de su vida. Explícale por donde entrará, quien le acompañará y hasta alguna anécdota de tu infancia.
5. Dale tiempo
No te agobies, cada niño tiene su propio ritmo, déjale el tiempo que necesita para adaptarse a la nueva situación, para sentirse seguro y conocer el entorno y las personas que compartirán esas horas con él. Que se sienta acompañado y seguro.
6. Permite que exprese aquello que siente
El acompañamiento emocional es esencial. Las emociones nos mueven y nos hacen sentirnos vivos. Para acompañarle primero de todo observa como se muestra, si sale enfadado, triste, llorando… y ponle nombre. Dile que a ti también te pasaba. Por la mañana anticípale quien le irá a buscar, si ves que se angustia intenta no llegar tarde, y cuando salga muéstrale tu amor y dile lo mucho que has pesado en él.
7. Incorporación gradual
Si te es posible haz una incorporación gradual a la escuela, aumentado las horas día tras día. Por ejemplo, durante la primera semana podría ir a comer a cosa y por las tardes realizar alguna actividad especial juntos. Y la siguiente semana dejarlo a comer en el colegio de forma gradual.
8. Dedica tiempo de calidad
Los primeros días dedica tiempo de calidad a tu hijo. Se un apoyo para él, ve al parque al salir de la escuela, ir a comprar un helado o compartir un rato de juego especial en familia. Piensa en que tu niño tendrá la necesidad de pasar buenos momentos contigo para relativizar los miedos que ha vivido al inicio del día.
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