“Para ser independientes primero tenemos que ser dependientes”
Des de hace tiempo sabemos que el vínculo seguro que crean los niños con los adultos cuidadores en su más tierna infancia, establece una seguridad y una estabilidad en los pequeños que les ayudara a vincularse de forma saludable con otras personas, les permite crear la imagen del mundo en el que se mueven y, también, su propia imagen.
Por lo tanto, el tipo de vínculo que los niños han experimentado ayudará o dificultará su adaptación, crecimiento, estabilidad afectiva y felicidad en la edad adulta.
El primer vínculo que se crea es con la madre, en el vientre materno, marcando ese primer contacto con el adulto y con el mundo.
Al nacer se va estableciendo y asentando gracias a los cuidados, afecto y seguridad que los padres o personas cuidadoras le dan al bebé a través de los juegos, los abrazos y besos o la alimentación entre otras. Los bebés van aprendiendo que el mundo es seguro ya que existe un adulto que les ayudará a satisfacer aquello que necesitan para sobrevivir.
Durante los primeros años de vida el niño/a va reforzando estos vínculos y creando nuevos con la familia, los amigo o el colegio. Además de ir probando la fortaleza y consistencia de los vínculos establecidos con los padres a través del afrontamiento y superación de distintos retos como es, por ejemplo, la separación para ir al colegio o guardería.
En el caso de niños/as que han sido adoptados/as y que, por lo tanto, sus primeros vínculos fueron traumáticos (abandono por parte de los padres, muerte de la familia biológica, etc) es necesario sanar las heridas y conocer su historia y orígenes. El vínculo con los padres adoptivos debe darse con tranquilidad, seguridad y persistencia. Los niños/as deben poder expresar la rabia y el dolor procedente del o los duelos que cargan en su mochila e ir aceptando y abriéndose poco a poco a los padres. Dosis de paciencia, observación y cariño ayudan a ir creando un vínculo seguro y permanente.
Por lo tanto, vemos que la conciencia y la presencia de los padres y madres en estos primeros años de vida es esencial y necesaria para nuestros hijos.
A continuación, te voy a dejar algunos puntos esenciales para crear vínculo con tus hijos/as:
- Mucha presencia: Ellos necesitan que pases tiempo con ellos, tiempo de calidad pero, también, de cantidad.
- Afecto: Tócales, bésales, abrázales, diles lo importantes que son para ti y lo mucho que los has deseado. Necesitan sentir tu amor incondicional más allá de las conductas que puedan tener.
- Formar parte: Permíteles formar parte activa y fundamental de la familia. Los niños igual que los adultos necesitan sentirse integrados e importantes dentro de un grupo (familia, amigos, trabajo)
- Juego: Destina tiempo a jugar, interesarte por aquello que le gusta, hazle cosquillas, compartir momentos del día, etc. Fomenta la estimulación y el aprendizaje
- Seguridad y límites: Atiende sus necesidades más esenciales como la alimentación, el cuidado, etc y, también, marca unos límites claros que les ayuden a saber como deben actuar y que pueden esperar de cada situación
- Acéptalos tal como son: Revisa cuales son las expectativas que vuelcas en ellos, como te imaginabas que serían antes de llegar a la familia y acéptalos con sus capacidades y sus dificultades.
- Mejórate: Obsérvate, conócete y cambia aquello que no te gusta de ti. Conviértete en mejor persona.
Recuerda que la calidad del vínculo entre padres e hijos durante los primeros años de vida es un aspecto trascendental para que los niños adquieran herramientas para adaptarse al entorno y afrontar situaciones difíciles, proporcionan seguridad y confianza en ellos mismos y en el mundo que les rodea, fomentan las relaciones saludables, mejoran su autoestima, les ayuda a tomar su lugar en el mundo y les permite convertirse en adultos felices y capaces.
Si sientes que necesitas ayuda y herramientas para solventar los distintos retos de la crianza, quieres mejorar aspectos de tu vida o realizar un crecimiento personal, no dudes en ponerte en contacte conmigo.