Los cuatro dones de la alta sensibilidad

Personas Altamente Sensibles

A largo de mis años como psicoterapeuta especializada en alta sensibilidad, han pasado por mi consulta muchas personas que han descubierto su rasgo y han logrado una vida más equilibrada y feliz.

Eso mismo me sucedió a mi hace varios años, cuando gracias a un libro de Karina Zegers, entendí que era todo aquello que me sucedía y pude reconciliarme con mi sensibilidad.

En este articulo quiero mostrarte los rasgos más destacados de las personas altamente sensibles y animarte a hacer el test que encontraras en mi web.

Rasgos de los PAS

La alta sensibilidad no es un trastorno ni una enfermedad, sino un rasgo de personalidad que poseen alrededor de un 15-20% de la población.

Las personas con alta sensibilidad suelen percibir el mundo de forma distinta, siendo más sensibles a los olores, temperaturas, ruidos fuertes, etc.

Suelen ser personas con un alto nivel empático que se empapan con mucha facilidad de las emociones de aquellos que les rodean, pudiendo generarles un fuerte malestar necesitando, así, aprender a protegerse y a cuidarse.

Disfruta mucho de las artes, la música y la naturaleza. Siendo éstas unas importantes vías de escape y curación

A continuación, quiero compartir con vosotros/as 4 dones que destacó la dra. Elain Aron, una de las pioneras en el estudio de la AS (alta sensibilidad).

1.El don del conocimiento emocional

Ya desde bien pequeño, el niño/a altamente sensible percibe el mundo y su día a día con cierta angustia y curiosidad. Puede percibir detalles extremadamente sutiles que, ni los adultos, son conscientes de ellos.

Esta sensibilidad permite que puedan percibir aspectos que otros niños no ven, como una mueca de su madre o una expresión de preocupación. Todo ello generan un reto tanto para los pequeños como para sus progenitores, quienes deberán aprender a atender y acompañar a su hijo/a en su sensibilidad.

El conocimiento de las emociones nos acerca más a las personas para entenderlas, pero a su vez, también nos hace más vulnerables al dolor. A su vez, la sensibilidad hace que nos podemos sentir más expuestos y vulerables ante las críticas y las opiniones de los demás.

Con el tiempo deberás aprender a protegerte y cuidarte de tu entorno, de aquello que te puede herir.

2. El don de disfrutar de la soledad

Las personas altamente sensibles disfrutan y, hasta necesitan, sus instantes de soledad. Dichos momentos les permiten recargar pilas y reconectar con ellos mismos, les ayuda a eliminar la sobre estimulación del día a día y a encontrar su bienestar. Son personas creativas que disfrutan de la música, de la lectura… Y aunque ello no quita que disfruten también de la compañía de otros, es en soledad cuando más satisfacción se encuentran.

3. El don de una existencia desde el corazón

A menudo, cuando hablamos de alta sensibilidad solemos asociarlo con sufrimiento. Se suele pensar que por ser altamente sensible tendrás una vida con tendencia a la depresión, a la tristeza, a sentirse vulnerables frente a los estímulos externos, frente al comportamiento de la gente, etc.  No obstante, hay algo que el resto no sabe: pocas emociones se viven con tanta intensidad como el amar y ser amado…

Y no hablamos solo de relaciones afectivas, sino también de momentos sencillos como el  acto de experimentar la belleza de un paisaje o de una melodía, es para las personas altamente sensibles una vivencia intensa.

Nadie vive más intensamente el amor, nadie se deleita más con los pequeños gestos cotidianos, con la amistad, con el cariño…

4. El don del crecimiento interior

La alta sensibilidad es un rasgo hereditario que nos acompaña toda la vida, por ese motivo es sumamente necesario conocerlo, aceptarlo y encontrar estrategias que nos ayuden a tener una vida plena y feliz.

No es fácil vivir con este don. No obstante, una vez uno reconoce lo que es y lo que nos puede aportar, llega el momento en que debemos aprender a gestionar muchos de esos detalles, reacciones y procesos.

Es importante también, aprender a reconocer las diferencias con los demás, sus ritmos distintos, sus diferencias en el sentir, percibir el mundo y ver todo lo positivo que te aporta el rasgo. Respétalos, entiéndelos y entiéndete. Hablar sobre tu alta sensibilidad con aquellos con los que convives o personas importantes en tu vida es fundamental para que ellos/as pueden entender tu sentir.

Una vez hayas descubierto tu propio ser y tus facultades, es el momento de buscar tu equilibrio y fomenta tu crecimiento personal con la ayuda y apoyo de un profesional. Recuerda que eres único y vives desde el corazón.

Si te sientes identificado/a, quieres saber más y /o iniciar tu proceso psicoterapéutico, contáctame y hablamos.

 

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