La importancia de animar en lugar de elogiar

l.como-animar-a-los-niños-a-hacer-su-lista-de-buenos-propositos-para-el-2018_1513768660

Erik Erikson fue uno psicólogo pionero en la comprensión del desarrollo humano. Una de sus aportaciones nos permite conocer que los niños entre los dos y los seis años de edad entran en una etapa del desarrollo donde la iniciativa coge un papel crucial. Erikson la denominaba la iniciativa contra la culpa. Los niños necesitan practicar esta iniciativa acompañados de unos adultos que les sepan ofrecer limites seguros dentro de los cuales explorar, experimentar, y aprender a desarrollar sus competencias. Aquellos niños que no son capaces de alimentar ni mantener el tipo de iniciativa necesaria pueden convertirse en adultos con sentimiento de inferioridad y culpa.

Todos los padres con niños en esta etapa observan como sus hijos empiezan a ver el mundo como un lugar emocionante donde experimentar a cada segundo. Resulta complicado mantenerse al margen de esta energía de acción y sostener todos los miedos que emergen al ver a nuestro hijo subirse a un columpio, trepar o realizar cualquier actividad que pueda entrañar un peligro a nuestros ojos.

Para conseguir un buen desarrollo en esta etapa es fundamental que los padres puedan acompañar a los niños en su descubrimiento y los animen y empaticen con ellos en cada hito o frustración.

Rudolf Dreikus dijo que “El niño precisa que le animen igual que una flor precisa que la rieguen”.

Dar ánimo ayuda al niño a desarrollar su valentía para aprender y crecer, para aprender de sus errores sin culpa ni vergüenza, para arriesgarse de nuevo, para experimentar, para desarrollar sus habilidades sociales, etc.

En nuestra sociedad solemos confundir el animar a nuestros hijos con el elogiarles constantemente. Fíjate que Dreikus hablaba de animar y no elogiar, ¿Por qué esta diferencia?

Una de las diferencias más importantes reside en el mensaje que le damos al niño y en cual va a ser el efecto tanto en su autoestima como a largo plazo.

Cuando elogiamos una conducta generalmente expresamos un juicio de valor, mostramos una expresión de aprobación, reconocemos solo el producto completo “lo has hecho bien” sin ser específicos, invitamos a que el niño cambie o realice algo para gustar a los demás y se puede crear dependencia de los adultos y de su aprobación a larga plazo.

En cambio, cuando animamos al niño en su conducta lo que hacemos es estimularle, le inspiramos dándole ánimo, reconocemos el esfuerzo y la mejora “te has esforzado mucho”, ofrecemos un mensaje donde damos valor a sus capacidades “valoro tu colaboración”, invitamos al niño a cambiar por uno mismo no para agradar a los demás, le ayudamos a pensar, le proporcionamos un sentimiento de valía sin la aprobación de los demás y creamos a largo plazo autoconfianza.

Voy a mostrarte un ejemplo:

Un niño acude a casa con la nota de su ultimo examen, se lo enseña a sus padres y ellos les respondes…

  • Elogio: Estoy orgulloso porque has sacado un 10 — Le quita a la persona la sensación de logro centrándose en agradar y no decepcionar a los padres
  • Ánimo: Este 10 refleja todo tu esfuerzo, ¿Habrás tenido que estudiar mucho? — Reconoce el esfuerzo y la responsabilidad otorgándole el merito al niño y dando valor a sus capacidades.

Una forma muy clara de empezar a ver si lo que le dices a tu hijo es un elogio o le estas animando es fijándote en si el comentario que le haces va dirigido exclusivamente a él/ella justo en este momento (el elogio es más general y podrías utilizar la misma frase para otras personas).

Por ejemplo: se puede decir “que torre más bonita” a cualquier niño, pero solo puedes comentarle a un niño en concreto “Has construido una torre de bloques muy alta, habrás tenido que esforzarte mucho para llegar tan alto, fíjate, ¡¡es más alta que tú!!”.

La diferencia más clara es que se trata de centrarse más en los detalles, empatizar con sus emociones y resaltar sus capacidades.

Para finalizar quiero remarcar que elogiar de forma puntual a los niños y niñas no es malo, tan solo es importante ir modificando la forma en la que les hablamos a los hijos incorporando cada vez más ánimos e ir reduciendo los elogios.

De esta manera los niños y niñas irán descubriendo el mundo, desarrollado su iniciativa y creando unas bases solidas para convertirse en los adultos del futuro.

Lorena Alías – Lorena Terapia

 

 

Deja un comentario